La cerveza que se bebe hoy poco y nada tiene que ver con la antigua, conocida ya hace miles de años entre íberos y chinos, francos y germanos, en cuya elaboración se empleaban toda clase de cereales. (…) Considerada como bebida de la pobreza, se convirtió en un “pan líquido” que formaba parte astutamente de las penitencias cuaresmales en los conventos y único alimento para las pobres gentes. Era pan y sopa al mismo tiempo.
Una hermosa leyenda cuenta que una princesa, que tenía que guardar el tesoro de su marido que se había ido a la guerra, fue atacada por unos forajidos. Como no quiso confesar dónde se hallaba el tesoro, para vengarse los fementidos ladrones la mataron. De su sangre nació el cacaotal con sus almendras, rojas como su sangre, amargas como sus sufrimientos. (…) Para los aztecas era el árbol paradisíaco, el árbol del saber sabroso y de la ciencia.
Sabores que saben. A. Arribas Jimeno.
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